“Enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste…”

Hermana M. Danielle Peters

Una piedad instrumental mariana

La oración “Enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste” es la cuarta estrofa del “Cántico del instrumento”, que el Padre Kentenich compuso al final de un estudio exhaustivo que dictó en el campo de concentración de Dachau entre los meses de abril a junio de 1944. Con motivo del 30º aniversario de Schoenstatt y de las bodas de plata de la fundación de la Federación Apostólica, el Padre Kentenich quiso mostrar los principios fundamentales de Schoenstatt con su estudio titulado Piedad instrumental mariana (publicado en el libro Instrumento de María). 

El Padre Kentenich comienza el estudio afirmando: “La respuesta a la pregunta de qué es lo que puede expresar con mayor precisión y amplitud nuestro tipo de espiritualidad podría ser ésta: una pronunciada espiritualidad instrumental, de carácter mariano”.[1] Si se nos preguntara cómo caracterizar nuestro tipo de espiritualidad de forma totalmente concluyente, podríamos responder así: Es una espiritualidad instrumental con una profunda dimensión mariana. El “Cántico del instrumento” es un resumen conciso de esta espiritualidad. De hecho, cada una de las seis estrofas está relacionada con los distintos capítulos del estudio.

El cántico del instrumento

El “Cántico del instrumento” se dirige a la Virgen como Madre tres veces Admirable. En el estudio Piedad instrumental mariana, el Padre Kentenich explica que la Virgen es el modelo de la instrumentalidad, por lo que queremos ser sus instrumentos y permanecer en ella como le complace a Dios (cf. verso 1). El segundo verso describe la característica de instrumento útil como un proceso de total entrega de uno mismo para pertenecer enteramente a Ella. En este contexto, nos recuerda la pequeña oración de consagración en la que nos ofrecemos del todo a la Santísima Virgen “como instrumento y posesión tuya”. Lo mismo se expresa en el lema de San Juan Pablo II: Totus tuus; o de José Engling, uno de los primeros congregantes de Schoenstatt, cuyo ideal personal incluía ser “Mariae specialiter mancipatus” (totalmente entregado a María). La tercera estrofa del “Cántico del instrumento” se centra en la disposición y disponibilidad del instrumento para ser usado y consumido en el “servir sin reservas a tu obra de Schoenstatt”. Se entiende que el servicio desinteresado en el reino de Dios incluye sufrimiento y batallas, pero también podemos confiar en la victoria de nuestros compañeros de alianza.

Aseméjanos a tí

Ahora sigue el versículo cuatro: “Aseméjanos a ti y enséñanos / a caminar por la vida tal como tú lo hiciste: / fuerte y digna, sencilla y bondadosa, / repartiendo amor, paz y alegría. / En nosotros recorre nuestro tiempo / preparándolo para Cristo Jesús”.[2] Este verso alude a la cuarta característica del instrumento descrita en el estudio del Padre Kentenich. Cuando nos entregamos a la Santísima Virgen, entonces Ella nos educará y utilizará de tal manera que nos convirtamos en ella, en una altera María, en otra María.

Porque María fue y es «la esclava del Señor» (Lc 1,38), la altera María también está al servicio de Dios como instrumento de Dios. En el estudio Piedad instrumental mariana leemos: “Quien vive y se esfuerza por ser un perfecto instrumento en las manos de Dios, es decir, quien se esfuerza seriamente por conseguir un desprendimiento total de sí mismo y un apego total a Dios, a la voluntad de Dios y a la fuerza de Dios, así como un alto grado de disposición a ser utilizado para los objetivos de Dios, encontrará tarde o temprano que la cuarta característica de la piedad de instrumento ha comenzado a crecer por sí misma: el carácter de parousia o apparitio”.[3] 

Esta formulación poco habitual puede explicarse en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. El Padre J. Niehaus cuenta que en “la primavera de 1939, … los Nazis confiscaron la nueva casa en el acantilado desde donde se puede ver el Santuario Original en Schoenstatt, Alemania, convirtiéndola en un centro de entrenamiento Nazi. El relieve de piedra de María sobre la entrada principal de la ‘Casa Nueva’ fue cubierto por una bandera swastika. Un curso de las Hermanas de María de Schoenstatt tomó esto como una señal de que su misión sería convertirse en una ‘aparición’, la forma visible de la imagen de María ahora cubierta por la bandera Nazi, haciéndola a Ella y a Dios visibles para un mundo que se había vuelto ciego al amor de Dios”.[4]  

El poder del amor

El Padre Kentenich estaba convencido del efecto unificador y asimilador del amor. Cuanto más amamos a alguien o a algo, más anhelamos estar unidos a esa persona o cosa, y más nos asimilamos misteriosamente a esa persona o cosa. Podemos observar esto a menudo con parejas que se han amado durante toda la vida, en las buenas y en las malas. Un buen ejemplo es también la atracción del profesor Henry Higgins por Eliza Doolittle. En la película, “My Fair Lady” él canta

Me he acostumbrado a su cara. / Ella casi hace que el día comience. / Me he acostumbrado a la melodía que / Ella silba noche y mediodía. / Sus sonrisas, sus ceños fruncidos, / Sus subidas, sus bajadas / Son una segunda naturaleza para mí ahora; / Como exhalar e inhalar. / Yo era serenamente independiente y feliz antes de que nos conociéramos; / Seguramente, podría volver a ser así de nuevo – / Y sin embargo / Me he acostumbrado a su mirada; / Acostumbrado a su voz; / Acostumbrado a su cara.

Esta puede ser también una buena descripción de nuestro camino con la Virgen en la Alianza de Amor. Con el tiempo, su mirada nos ha transformado y nos ha infundido el anhelo de asemejarnos a Ella, mientras que su solicitud maternal nos permite permanecer interiormente libres.

¡Enséñanos a caminar como tú!

La espiritualidad instrumental de Schoenstatt va más allá de la devoción mariana cuando le pedimos: “Enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste”. Las características de María se convierten en nuestros rasgos: fuerte y digna, sencilla y bondadosa. Es la mujer fuerte de los Proverbios (31,10-31) que estuvo bajo la cruz (Jn 19,25ss). Su fuerza le da la nobleza de ser hija de Dios y miembro de Cristo. La fuerza y la nobleza auténticas, tal como las vemos en la Virgen, brotan de la raíz de su condición de simple hija de Dios y de su condición de madre. En la medida en que nos confiamos a ella, aprendemos a pensar y a vivir como ella, irradiando su auténtica feminidad.

El Padre Kentenich describió el efecto de María en el mundo hace más de 2.000 años y el de la pequeña María en “nuestro tiempo” con las palabras “amor, paz y alegría”. Estas cualidades aparecen también en el Cántico al Terruño,[5] en los versos 1, 4 y 3, respectivamente. Allí describen a Schoenstatt como nuestro hogar ideal, porque allí “nuestra Tres Veces Admirable Señora reina en medio de sus hijos predilectos”, compartiendo sus dones con nosotros. Unidos a ella en la Alianza de Amor y como instrumentos suyos, podemos ayudar a que nuestro tiempo y todo lo que encontremos esté preparado para Cristo. ¿Puede haber una misión más satisfactoria y fructífera para la mujer?  

Demos la última palabra a nuestro padre y fundador: “Sin embargo, lo principal es que la Santísima Virgen asume la responsabilidad de hacernos semejantes a Ella, de hacernos sus imágenes en cuanto a nuestra mente, nuestro corazón y nuestra voluntad. Escuchen una vez más: En virtud de la Alianza de Amor, que es mutua, la Mater asume la plena responsabilidad de que transformemos cada vez más nuestras capacidades interiores. No, Ella las transforma para que podamos decir cada vez más: ‘Estamos en el camino de convertirnos en una altera María [una imagen de María]’; es decir, una altera María que con la ayuda de la gracia y su atractivo encanto puede marcar la diferencia en el mundo y la Iglesia cambiantes de hoy. De ahí que merezca la pena el esfuerzo de sellar esta Alianza de Amor y apoyarse en Ella una y otra vez: Tua res agitur [Es tu responsabilidad]”.[6]

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[1] Padre José Kentenich, Instrumento de María

[2] Padre José Kentenich, Hacia el Padre, 609.

[3] Traducida al español desde la traducción en inglés por el Padre Jonathan Niehaus en Schoenstatt’s Instrument Spirituality (Waukesha WI: 1995), 57.

[4] Ibid, 57, nota 15 a pie de página. Ver también: Jonathan Niehaus, Movement in Chains (Waukesha, 1984), 1f.

[5] Padre José Kentenich, Hacia el Padre, 600–605.

[6] Conferencia para la Juventud Femenina de Schoenstatt (Schoenstatt, 31 de agosto de 1966).