Hermana M. Carmín Moyet nos comparte cómo sirve a nuestra misión a través de su trabajo…
¿Cuál es tu área de trabajo?
Como Hermana de María de Schoenstatt, mi labor principal es esforzarme por ser una pequeña María. Mi labor secundaria es ser costurera para nuestra comunidad.
¿Cómo crees que tu trabajo marca la diferencia en el mundo?
He estado trabajando en el taller de costura durante veinticuatro de los treinta años que he sido hermana. ¡Disfruto mucho de mi trabajo! No solo porque me gusta coser, sino también porque creo que, con cada puntada, puedo contribuir a la renovación del mundo en Cristo.
Cada día, tengo muchas oportunidades de ofrecer sacrificios al capital de gracias. Por ejemplo, cuando un proyecto no resulta como lo había imaginado, cuando la máquina de coser deja de funcionar (¡esto parece suceder especialmente cuando tengo prisa por terminar algo!), cuando accidentalmente me lastimo el dedo con una aguja, etc. Siempre me maravilla la cantidad de oportunidades que tengo a lo largo del día para demostrar mi amor por Dios y por nuestra Santísima Madre. ¡Si tan solo fuéramos siempre conscientes de estas oportunidades, el capital de gracias se desbordaría y muchas almas se beneficiarían de ello!
La segunda forma en que creo que puedo ayudar en la renovación del mundo es cosiendo nuestro vestido —o, como lo llamamos, “el vestido de María.” Como Hermanas de María de Schoenstatt, anhelamos reflejar a María, cada una a su manera original. Cada vez que confecciono un vestido para una de nuestras Hermanas, contribuyo de manera muy tangible al cumplimiento de este anhelo. Nuestro vestido es un recordatorio constante de nuestra misión. Nos une. ¡Nuestro vestido nos permite hacer presente a Dios en el mundo hoy sin siquiera tener que decir una palabra! Admiro cada vestido terminado con gran alegría, porque sé que no podría hacer lo que hago sin la ayuda de Dios.
¿Hay algún santo en particular que te inspire en tu trabajo?
A menudo pienso en Santa Teresita de Lisieux, quien, a través de sus oraciones y sacrificios, se convirtió en la patrona de los misioneros desde el interior de su convento. Dios puede obrar grandes cosas a través de nuestras pequeñas contribuciones cotidianas. Ofrezco todo desde el taller de costura.
¿Hay alguna experiencia destacada que puedas compartir relacionada con tu trabajo?
Recientemente tuve la oportunidad de coser para nuestras Hermanas en Sudáfrica. Fue una gran alegría para mí estar allí y ayudarlas con todas sus necesidades de costura. Pude conocer a personas muy agradables y ver algo de la belleza del país durante mi estadía. También tuve el don de visitar los diversos lugares por donde pasó nuestro Fundador durante sus viajes a Sudáfrica.