¡A Ella le debemos todo!

Con gran alegría y gratitud, la Familia de Schoenstatt en la República Dominicana celebró los 50 años de la presencia de la Santísima Virgen en el Santuario “Victoria Patris” (Victoria del Padre).

LA VIGILIA

Después de una preparación espiritual de cuatro años, la celebración oficial comenzó con una vigilia el sábado, 8 de julio de 2023.

El programa incluyó presentaciones en video, testimonios y cantos. Al finalizar las presentaciones, los invitados fueron sorprendidos con fuegos artificiales que llenaron la noche de luz y color. En ese mismo momento, la campana del Santuario anunció con alegría que el día del jubileo había llegado.

el día esperado

El domingo, 9 de julio, amaneció con lluvia, pero esto no humedeció los corazones de los peregrinos que llegaron no solo de los alrededores, sino también desde Nueva York, Miami y Costa Rica.

Al inicio de la celebración se presentó la historia del Santuario. Después, la imagen de la Madre Tres Veces Admirable salió del Santuario al encuentro de sus hijos y, llevada sobre fuertes hombros, “caminó” entre los peregrinos.

Representantes de las diferentes ramas del Movimiento (Familias, Madres y señoras, Juventud femenina y masculina) abrieron el camino para la Reina con sus estandartes, al ritmo de tambores y trompetas.

Al final de la procesión, la imagen de nuestra Reina Victoria Patris saludó y bendijo a su pueblo mientras se entonaban las notas de nuestro Himno Nacional, seguido por cantos y bailes llenos de alegría.

El almuerzo para todos los presentes fue donado y servido por el gobierno nacional. Durante la comida, el entretenimiento incluyó una banda de mariachis, testimonios de miembros de la Familia de Schoenstatt de la generación fundadora, canciones, una presentación de un acróstico con las palabras ‘GRACIAS, MADRE’, así como bailes presentados por la Juventud femenina de Schoenstatt y los estudiantes del Grupo de danza del Politécnico Juan Pablo II.

A las 2:20 p.m., el programa festivo continuó con la parte central y solemne del día: la Santa Misa jubilarLa Misa se puede ver en el siguiente enlace:   https://www.youtube.com/live/MwGXE-lYxdE?feature=share

El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, Monseñor Francisco Ozoria, fue el celebrante principal. Le acompañaron otros diez presbíteros: el obispo auxiliar, Monseñor José Amable, Vicario de la zona pastoral a la que pertenece nuestra Parroquia de La Victoria, el P. José Luis Correa, Padre de Schoenstatt, el P. Marcelino de la Federación de sacerdotes de Schoenstatt, y otros sacerdotes diocesanos.

El coro contribuyó a la solemnidad de la liturgia y, como parte del ofertorio, un cetro fue ofrecido a la Santísima Virgen como regalo especial del jubileo de parte de toda la Familia de Schoenstatt dominicana. Monseñor Ozoria, rezó la oración para la presentación del cetro y el P. Marcelino colocó el cetro en las manos de la Reina uniéndolo al marco de la imagen.  Durante este momento solemne, las Hermanas de María entonaron el canto “Mantén en alto el cetro”.

En su homilía, el arzobispo destacó la bendición que este Santuario ha sido para toda la Iglesia dominicana, especialmente para la Iglesia arquidiocesana. Al comentar las lecturas de la Misa, señaló cómo el Señor usa lo pequeño para manifestar su gloria y su poder.  El Rey todopoderoso elige un burro para su entrada triunfal en Jerusalén; para entrar en nuestra realidad humana se sirve de la pequeña sierva de Nazaret, María. Desde nuestro pequeño Santuario, el Señor viene de nuevo para bendecir a su pueblo, para mostrarnos su amor y misericordia.

Monseñor Ozoria también expresó su gratitud a todo el Movimiento de Schoenstatt, especialmente a las Hermanas de María por su servicio a la Iglesia. Monseñor Amable expresó su gratitud por tener el Santuario de Schoenstatt en su Vicariato, por el servicio de las Hermanas y por la acogida que dan a los grupos del Vicariato cuando han utilizado el lugar para sus actividades. El P. José Luis Correa expresó su alegría y gratitud por haber podido ser parte de esta celebración como representante de la coordinación continental del Movimiento para América Latina.

Después de la bendición final, los obispos entraron al Santuario para agradecer a la Santísima Virgen.

Fue un final feliz y muy conmovedor, cuando los peregrinos, que venían de lejos, quisieron despedirse de la Santísima Virgen antes de abordar sus autobuses para regresar a sus hogares. El coro ‘la Cantina’ animó este momento con los cantos jubilares como signo de despedida y reiteró nuestra gratitud a la Reina Victoria Patris y al Dios Trino.

A Ella le debemos todo

El jubileo fue inspirado por las palabras:

¡A Ella le debemos todo!

Todo, ¡todo!, se lo debemos a Ella: el Santuario, nuestras casas, las corrientes de vida que han movido los corazones de todos aquellos que se han consagrado a Ella en la Alianza de Amor durante los últimos 50 años. 

De la mano de nuestro padre y fundador, el P. José Kentenich, y en fidelidad a su gran misión y la misión de la Santísima Virgen desde su Santuario, podemos afirmar:

Con esperanza y alegría, confiados en la victoria, vamos con María a los nuevos tiempos,
¡a los próximos 50 años!